Homilía del Miércoles de Ceniza 2020
Joel 2:12-18; Corinthian 5:20-6:2 · Matthew 6:1-6,16-18
Introducción
"Recibir mis cenizas". Esa es una frase que he escuchado mucho en los últimos días aquí en Nueva Orleans. El deseo por las cenizas ha llegado a un punto en el que algunas denominaciones cristianas, incluso en nuestra área, ofrecen cenizas para llevar sin dejar el carro. Para ser claro, no hacemos eso en la iglesia catolica.
Probablemente ustedes se están preguntando: "¿por qué entonces tuve que venir a misa aquí y esperar una misa de una hora cuando podría haber recibido mis cenizas de la misma manera que obtengo mi hamburguesa?" Hay una buena razón por la cual las iglesias católicas no ofrecen cenizas de esa manera, sino en el contexto de una misa o al menos un servicio de oración. Las cenizas en sí mismas no significan nada, si no van acompañadas de algunas otras cosas sobre las que me gustaría reflexionar hoy.
Escritura y teología
Para comprender el significado de las cenizas que recibimos hoy vamos primero a las palabras que usa el sacerdote o el diácono cuando nos impone las cenizas. La Iglesia ofrece al sacerdote dos fórmulas para usar:
- Conviértete y cree en el Evangelio. O bien:
- Recuerda que eres polvo y al polvo has de volver.
Les alegrarán saber que ambas fórmulas provienen de la Biblia.
La primera fórmula es las palabras de Jesús en el primer capítulo del evangelio de Marcos. Cuando Jesús comienza su ministerio público, presenta su misión diciendo: “Este es el momento del cumplimiento. El reino de Dios está cerca.” Y luego concluye con: " Arrepintanse y crean en el Evangelio" (Mc. 1:15). Por esta instrucción, Jesús no solo anuncia las "Noticias de última hora" sobre la llegada del Reino de Dios; él también está instruyendo a sus oyentes sobre lo que deben hacer, si quieren ser admitidos en ese Reino de Dios. Las dos cosas requeridas están contenidas en esta primera fórmula: "Conviértete y cree en el Evangelio."
La segunda fórmula para las cenizas proviene de Génesis 3:19, donde Dios pronuncia una sentencia sobre Adán por su pecado. Dios declara: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. . . . " Y luego concluye: "Porque eres polvo y al polvo tornarás." En estas palabras, Dios describe cuál es el destino del hombre: una vida de trabajo y sufrimiento que termina en muerte, hasta que llega el Salvador.
Y así, cualquiera que sea la fórmula que use el sacerdote, el mensaje es el mismo. Las cenizas, el Miércoles de Ceniza y la Cuaresma no pueden ser signos vacíos de catolicismo cultural, o una marca externa vacía que llevamos; deben ser un recordatorio para nosotros del viaje de arrepentimiento del pecado que debemos viajar.
- Si el sacerdote quiere asustarte para que te conviertas mediante un recordatorio de la muerte eterna, que viene del pecado, te recordará "que eres polvo y al polvo has de volver," a menos que te vuelvas al Señor.
- Pero si él quiere alentar su conversión al recordarle la fealdad del pecado en comparación con la belleza de las Buenas Nuevas, elegirá el estímulo mucho más gentil para arrepentirse y creer en el Evangelio, que esencialmente es alejarse del pecado y ser fiel al evangelio
Y así, cuando nos presentamos en unos minutos para recibir las cenizas, nos comprometemos a hacer estas cosas, alejándonos de una vida de pecado y volviéndonos hacia el mensaje del evangelio, porque de lo contrario nos perderemos la vida eterna, y en cambio abrazamos el polvo de la muerte eterna. Y esto es algo que debemos hacer durante todo el año, pero durante este tiempo de Cuaresma, se nos pide que hagamos un esfuerzo adicional.
Vida cristiana
¿Cuál será este esfuerzo adicional? El evangelio de hoy sugiere los tres actos penitenciales tradicionales de limosna, oración y ayuno.
Al dar limosna, compartimos nuestros bienes con aquellos que son menos afortunados que nosotros. Podemos hacer esto en privado con aquellos con quienes nos encontramos cada día o podemos apoyar las campañas de Cuaresma promovidas por la Iglesia, como el apoyo a Catholic Charities que ayudan a los pobres dentro del país, y Catholic Relief Services que lo hace fuera del país, así como otros grupos que realmente ayudan a los pobres.
En la Carta de Cuaresma de este año, el Papa Francisco sugirió que nuestra limosna podría tomar la forma de:
. . . sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría..
El Papa también ha pedido que además de simplemente ayudar a los necesitados con lo que necesitan ahora, debemos considerar los aspectos estructurales y las causas detrás de su condición. Y cuando llevamos a cabo la limosna en todas sus formas, recordamos que nosotros y lo que tenemos es polvo, y lo que realmente cuenta a la larga es la vida con Dios.
Una segunda práctica de la Cuaresma es la oración, que es algo que hacemos todos los días, pero durante la Cuaresma lo mejoramos un poco. ¿Rezamos oraciones en familia, antes y después de las comidas, tal vez el rosario antes de ver nuestro programa de televisión favorito, así como nuestras oraciones matutinas y nocturnas? ¿Podemos considerar venir a misa diaria, si es una posibilidad? Y, por supuesto, no olvidemos el Sacramento de la Penitencia, que después del bautismo, es el sacramento que nos reconcilia con Dios.
El Papa Francisco nos ha recordado nuevamente que la oración es un medio privilegiado de conversión, es decir, arrepentirse y creer en el Evangelio, porque nos permite tener una conversación cara a cara con Dios. Cualquiera sea la forma que adopte, la oración ". . . penetre dentro de nosotros, hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez más al Señor y a su voluntad."
La tercera práctica de Cuaresma es el ayuno y la abstinencia. Ayunamos renunciando a toda la comida y bebida, particularmente hoy el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, para que en esa experiencia de hambre, podamos saber qué significa la privación del pobre Lázaro y qué es la dependencia total de Dios. También nos abstenemos de ciertos alimentos o placeres, a fin de fijarnos en los placeres mayores de Dios. Pero el ayuno y la abstinencia no es un programa para bajar de peso. Al igual que las cenizas, es una señal de lo que está sucediendo dentro de nuestras vidas espirituales.
Conclusión
Hoy hay muchos católicos en otras partes del mundo que no recibirán cenizas, recordándonos que las cenizas no son un fin en sí mismas, sino un signo para el arrepentimiento y la conversión. A medida que recibimos nuestras cenizas, mientras llevamos a cabo nuestra observancia cuaresmal de la limosna, recordemos especialmente a aquellos que no recibirán cenizas porque carecen de sacerdotes e iglesias. Recordemos también a aquellos católicos en Corea del Sur, Hong Kong e Italia, donde la Iglesia ha tenido de cancelar los servicios del Miércoles de Ceniza debido a la propagación del virus corona. Y a medida que recibamos nuestras cenizas, recordemos ellos especialmente en nuestra oración de hoy y durante la Cuaresma.
Y luego, en cuarenta días, el domingo de Pascua, volveremos a este mismo lugar, para celebrar la resurrección del Señor con alegría, celebrando los frutos de nuestras cenizas y de nuestro viaje cuaresmal. Que nuestra cuaresma proceda con la gracia de Dios.
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